Humildad, la clave del liderazgo

¿Se puede ser un gran artista o un emprendedor, empresario, líder, director, y ser humilde a la vez? ¿Es la humildad un valor que favorece o que obstaculiza el éxito? ¿Es verdad que los líderes que son humildes tienen mejores y mayores logros? ¿En qué consiste esa humildad y cómo se vive? 

En 1983 Arthur Ashe, el legendario jugador estadounidense de tenis, pasó por una cirugía de corazón en la que se le administró sangre infectada y contrajo SIDA.

Cuando estaba muriendo uno de sus fans le preguntó en una carta “¿Por qué Dios tuvo que elegirte para una enfermedad tan horrible?”

Según cuenta la historia, Arthur contestó:

Hace muchos años, unos 50 Millones de niños comenzaron a jugar al tenis

-5 Millones aprendieron realmente a jugar al tenis,

-500mil Aprendieron Tenis Profesional,

-50 Mil llegaron al circuito,

-5 Mil alcanzaron Grand Slam,

-50 Llegaron a Wimbledon,

-4 Llegaron a la semifinal,

-2 Llegaron a la final, y uno era yo

Cuando estaba celebrando la victoria con la copa en la mano, nunca se me ocurrió preguntarle a Dios “¿Por qué a mi? “.

Así que ahora que estoy con dolor ¿Cómo puedo preguntarle a Dios: “Por qué a mi”? .

Y continuaba su respuesta:

¡La felicidad te mantiene dulce!

¡Las pruebas te mantienen fuerte!

¡El dolor te mantiene humano!

¡El fracaso te mantiene humilde!

¡El éxito te mantiene brillante!

Pero sólo, la fe y la actitud te mantienen en movimiento.

Me parece que en esta respuesta, Arthur refleja una actitud de aceptación humilde y agradecida. Reconoce sus logros y limitaciones con tal madurez, que le permite no perder piso por los éxitos ni rebelarse ante la enfermedad que le impide continuar. 

No es algo ordinario encontrar esta forma de pensar y de vivir, y quizás es por ello que quienes son humildes, poseen una personalidad que cautiva de un modo especial y produce admiración.

En el libro Humildad y Liderazgo -un libro que te recomiendo-, Carlos Llano cuenta que en una encuesta realizada por el IPADE* a 1500 empresarios, hace más de veinte años, se les preguntó si consideraban la modestia como una cualidad necesaria en el director. La gran mayoría contestó que no.

Ciertamente, en décadas pasadas no estaba tan difundida como lo está ahora, la cultura de colaboración y trabajo en equipo, ni la cultura de servicio. Tampoco era común mostrar el perfil humano del líder. 

La humildad estaba devaluada. Y, sin duda, lo sigue estando en quienes confunden este término, y  le dan un sentido peyorativo.

Algunos consideran que ser humilde equivale a ser una persona apocada, callada, que pasa desapercibido, que no destaca, ni en su trato personal, ni en el ejercicio de su profesión. 

Hay quienes piensan que para ser humilde se requiere carecer de medios económicos. Imaginan que la humildad es un estado de angustia o temor, o mostrar una actitud servil. 

Para otros, ser humilde equivale a carecer de ambición, de nobleza y de honor. Humilde, piensan, es el que no espera nada de la vida, es quien se somete dócilmente a lo que le depare el destino o a una sentencia injusta de la autoridad.

Percibiendo la humildad de esa forma resulta lógico que no resulte atractiva. Y es que, claramente, esas actitudes contradicen la dignidad de la persona humana. 

Con esa falsa humildad se va haciendo dejación de derechos que son deberes, y se acaba huyendo de las obligaciones personales, profesionales y sociales, lo cual no cabe en la actitud del líder. Sin embargo, la humildad verdadera, no es eso.

Independientemente de la posición económica o social que tengas, la humildad te permite reconocer que no estás por encima ni por debajo, de nadie, sino que todas las personas tienen la misma dignidad que tú por el mero hecho de ser humanos y por lo mismo merecen de ti, un profundo respeto. No significa que todos te tienen que caer bien o que tienes que estar de acuerdo con todos, quiere decir que independientemente de cómo te caigan o lo que opines de ellos, debes valorarlos como personas y tratarlos bien.

Quienes  actúan con humildad no tienen complejos de superioridad,  no pisan a nadie, son personas respetuosas, sencillas, accesibles, cercanas, lo cual tiene un impacto tremendamente positivo tanto en las relaciones de trabajo como en las relaciones personales. 

Tener éxito en los negocios depende en gran medida de la calidad de las relaciones que tienes. Piensa en las personas con las que has trabajado a gusto, con las que has formado un buen equipo. ¿cómo es el trato con ellas?

La humildad te permite ser consciente de tus virtudes y también de tus defectos. 

Ahora más que nunca, debemos renovar nuestro sentido de humildad y autoconciencia para recordarnos que somos humanos, de carne y hueso. Que no siempre somos los increíblemente grandes líderes empresariales, gerentes, emprendedores, socios y padres que queremos proyectar en las redes sociales.

La época actual  demanda líderes con sentido humano, y en ellos, la humildad es un factor clave. Como dijo el gran Jim Collins, “El factor X de un gran liderazgo no es la personalidad, es la humildad”.

Te aseguro que nadie quiere seguir a un líder arrogante, orgulloso, prepotente, engreído, soberbio.

¿Qué tal si hacemos un test rápido y evalúas cómo andas?

Estas son 12 señales evidentes de falta de humildad, que Josemaría Escrivá recoge en el libro “Surco”.

  1. —Pensar que lo que haces o dices está mejor hecho o dicho que lo de los demás;
  1. —Querer salirte siempre con la tuya;
  1. —Disputar sin razón o —cuando la tienes— insistir en ella de mala manera;
  1. —Dar tu parecer sin que te lo pidan, 
  1. —Despreciar el punto de vista de los demás;
  1. —Envanecerte por tus dones y cualidades pensando que son mérito propio;
  1. —Citarte a ti mismo como ejemplo en las conversaciones;
  1. —Hablar mal de ti mismo, para que te contradigan;
  1. —Excusarte cuando te corrigen;
  1. —Dolerte de que otros sean más estimados que tú;
  1. —Negarte a desempeñar oficios inferiores;
  1. —Avergonzarte porque careces de ciertos bienes…

¿Y qué tal? ¿cómo te fue? La ventaja de tener el diagnóstico es que ahora, si quieres, puedes trabajar en ello y empezar a ser una mejor versión de tí mismo.

La humildad es indispensable para convivir en armonía en cualquier entorno, y como todas las virtudes, se adquiere a base de repetición de actos.

Ahora te voy a dar 7 herramientas que puedes incorporar en tu día a día para crecer en humildad:

  1. Saber escuchar

Escuchar está en el corazón de todas las relaciones exitosas. Indica que eres receptivo y respetuoso con las opiniones de los demás.

Los empresarios humildes solicitan activamente comentarios de sus clientes, colegas y comunidad. Hacerlo aumenta la moral de los colaboradores, mejora sus productos y ofertas y desarrolla la lealtad del cliente.

  1. No tener miedo de equivocarte y estar siempre abierto a aprender

La humildad nunca da por sentado que está en lo correcto. 

Según Jeff Bezos,  el signo más importante de inteligencia, es alguien que a menudo se equivoca . Para el fundador y director ejecutivo de Amazon, las personas más inteligentes son aquellas que revisan constantemente su comprensión, reconsiderando un problema que pensaban que ya habían resuelto. Están abiertos a nuevos puntos de vista, nueva información, nuevas ideas, contradicciones y desafíos a su propia forma de pensar. Están dispuestas a adaptar sus puntos de vista a medida que aprenden más. A esto se le llama humildad intelectual.

  1. Acepta tus propias limitaciones

Si eres consciente de tus limitaciones y sabes lo que no sabes, te resultará más fácil dar un paso atrás, ganar un poco de perspectiva y ver las cosas con claridad.

A los líderes que sufren de miopía les resulta complicado darse cuenta o escuchar a quienes les dicen la verdad directamente. Suelen oír lo que quieren oír, no lo que necesitan oír. Eso también se aplica a su propia voz interior, y todos somos víctimas de la miopía de vez en cuando. 

Según Steve Tobak, la gran ironía es en que nuestra sociedad narcisista uno se está volviendo cada vez más experto en tomar selfies y cada vez menos capaz de verse a sí mismo como realmente es.

  1. Reconocer

Errar es humano, no somos perfectos. Ser humilde, por lo tanto, también supone reconocer los propios errores y saber ofrecer disculpas. Ésto, lejos de ser un signo de debilidad es un acto admirable de gracia, generosidad y coraje.

Es muestra de humildad aceptar que hiciste algo mal o que no lo sabes todo y preguntar, renunciar al ego por el bien del desarrollo personal y del crecimiento empresarial. Pedir ayuda no solo muestra la voluntad de aprender, sino que también permite a los demás brillar y genera confianza. Reconocer un desliz hoy evita que mañana se convierta en un desafío insuperable.

  1. Ser modesto ante los éxitos

Esto es algo que Quino vivía de forma habitual, nunca imaginó el éxito que Mafalda tendría y no se envanecía de sus logros, incluso se sorprendía cuando alguien quería hacerle un homenaje. 

Presumir constantemente tus victorias te vuelve insoportable. La vida está llena de altibajos. En ocasiones te toca estar arriba y otras tener la perspectiva desde abajo. En los momentos de gloria, es bueno tener presente: “Esto también pasará” y así es más sencillo dimensionar con objetividad.

  1. Compartir el crédito y saber delegar

Reconocer que el éxito es resultado del esfuerzo de varios. La humildad mantiene vivo el espíritu de equipo. Cuanto más reconoce un líder las fortalezas de los miembros de su equipo y se apoya en ellas, mayores son las posibilidades de construir una organización exitosa. Además ser humilde asegura que tus colaboradores te respeten. 

y por último,

  1. Ser agradecido

La gratitud no es una fórmula de cortesía, es un sentimiento y una actitud ante la vida y es catalizador de felicidad. En el siguiente episodio hablaremos de esto.

Por todo lo dicho, concluyo que ejercitarte en la humildad te permitirá mejorar como persona, mejorar tu liderazgo, mejorar tus relaciones  y tener mejores resultados en tu negocio. Ser humilde te llevará adelante en el largo plazo tanto en tu vida personal como profesional. 

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